Voz- otro escrito mediúmnico
Idem dedicatoria
La visión del golpe que le hendía la mandíbula le traspasó la médula. El dolor de la violencia , de una voz que hiere hasta cegar inauguró nuevos estremecimientos.
Nadie puede hacerme sufrir más que vos, malditos acordes que llegan a mis pabellones. Nadie puede extraerme hasta el último hálito en un filo de cuatro letras.
Seguía impertérrito a las desdichas, con una fortaleza frágil que podría derruir el viento.
¿No me recordás? Alguna vez hubieras dado tu vida por mí.
Sus labios se hincharon en una mueca de desagrado.
Ya condenaste mi ser al ostracismo, cuando hubiera dado la vida por vos.
Le dio la espalda encorvada. Demasiado era el peso de sus quimeras.
El silencio no hace más que prolongar la agonía. Si me matases, estaría mi cuerpo en paz. El alma no descansa cuando el recuerdo la persigue como lazarillo.
Como se alejara sin dar más respuesta que el taconeo de los pasos en la acera, ella saltó tratando de aferrarse a sus pantalones. Hubiera besado el alquitrán que expelía su descorazonamiento.
Al fin, la frase acuchilló el aire. Es el fin. Nada. Todo. Nada.
La postrera venganza de ella quizá haya penetrado en su piel.
La única prostituta es tu propio corazón.
Nadie puede hacerme sufrir más que vos, malditos acordes que llegan a mis pabellones. Nadie puede extraerme hasta el último hálito en un filo de cuatro letras.
Seguía impertérrito a las desdichas, con una fortaleza frágil que podría derruir el viento.
¿No me recordás? Alguna vez hubieras dado tu vida por mí.
Sus labios se hincharon en una mueca de desagrado.
Ya condenaste mi ser al ostracismo, cuando hubiera dado la vida por vos.
Le dio la espalda encorvada. Demasiado era el peso de sus quimeras.
El silencio no hace más que prolongar la agonía. Si me matases, estaría mi cuerpo en paz. El alma no descansa cuando el recuerdo la persigue como lazarillo.
Como se alejara sin dar más respuesta que el taconeo de los pasos en la acera, ella saltó tratando de aferrarse a sus pantalones. Hubiera besado el alquitrán que expelía su descorazonamiento.
Al fin, la frase acuchilló el aire. Es el fin. Nada. Todo. Nada.
La postrera venganza de ella quizá haya penetrado en su piel.
La única prostituta es tu propio corazón.
2 Comments:
sin palabras....
sos una mujer increible
amo lo que vos amás
te felicito por el sitio
Wal
Hiciste sonda anovaginal de la webcam.
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